Cuando los gigantes de Internet “salen de compras”, los analistas
tecnológicos hablan de cifras y tratan de comprender qué estrategias
comerciales de mediano y largo plazo están detrás de la adquisición.
La compra de Nest por parte de Google, oficializada
recientemente, no ha sido la excepción: se ha destacado que el monto de
la operación (3.200 millones de dólares) es el segundo más alto pagado
por la compañía (luego de los 12.000 millones de dólares desembolsados
par adquirirMotorola en 2011) y que la inversión se encamina a
desembarcar en la emergente –aunque poco conocida- “Internet de las
cosas”.
Pero esas consideraciones no son lo
suficientemente sólidas para explicar el interés de Google en una
compañía cuyos productos estrella son un detector de incendios y un
termostato que analiza variables ambientales para funcionar.
Para comprender la magnitud e implicancias de la apuesta de Google
por Nest hay que ampliar la mirada y entender que en ella se condensan
algunas de las tendencias tecnológicas más fuertes de los próximos años,
especialmente dos: el empleo intensivo del big data y la proliferación
de dispositivos que intercambiarán información entre sí para potenciar
sus capacidades. En este sentido, el significado de la operación puede
interpretarse a partir de cinco grandes claves.
Primer paso
El número de dispositivos hogareños que estarán conectados a Internet
en los próximos años crecerá de manera exponencial. Y, más importante
aún, se ampliará la “familia” de objetos que usarán la web para
funcionar. Ya no sólo hablamos de televisores y tabletas sino de
lavarropas, neveras y hasta de sistemas de calefacción. Gartner
estima que en 2020 habrá 30 mil millones de dispositivos conectados a
la web y que beneficiarán a industrias tan diversas como la salud, el
retail y el transporte. Desde este punto de vista, la compra de Nest es
el primer paso de Google para pisar fuerte en un sector prometedor.
Del smartphone al smarthome
La incursión de Google en lo que muchos ya llaman “hogares
inteligentes” (smarthomes) abre además un gran abanico de oportunidades
en materia de integración de dispositivos. Para el analista Mike Elgan
es muy probable que la compañía fundada por Larry Page apueste por
extender las funciones de Android y Google Now hacia controles
domésticos: “Google Now podría ayudar a controlar el termostato
procesando información meteorológica pero también considerando los
calendarios familiares, para saber cuándo la casa estará vacía”.
Dispositivos que aprenden
Hablar de aparatos “inteligentes” no es en vano. Gran parte del interés
de Google en Nest se explica porque los dispositivos creados por la
compañía verdaderamente “aprenden” a funcionar en entornos determinados o
–lo que es lo mismo- pueden procesar de manera sofisticada los datos de
los ambientes que los rodean, incluyendo los patrones de conducta de
sus usuarios. Considerando el tradicional “apetito” de Google por los
datos y los poderosos algoritmos con los que los procesa, no resulta
extraño que quiera hacerse un lugar en la que parece ser la próxima
revolución de Internet.
Hiperconectados y seguros
La automatización de la vida cotidiana que proporcionará “la Internet
de las cosas” (conocida como IoT, “Internet of Things” según sus siglas
en inglés) también traerá beneficios para la seguridad doméstica. Para
algunos analistas, la compra de Nest puede aportar valor a Google en ese
sentido, considerando que los hogares hiperconectados del futuro
delegarán su seguridad a sistemas “inteligentes” que puedan funcionar en
base a reconocer patrones de conducta y predecir anomalías.
Llegar primero, saber llegar
Pero sin duda la clave de esta compra –que ha resultado para muchos
llamativa teniendo en cuenta que Nest es una empresa que hasta ahora
sólo fabricó 2 productos- reside en la anticipación. Google juega su
estrategia de que “llegar primero es saber llegar” y se asegura así una
posición de vanguardia en un mercado que, de acuerdo a todas las
proyecciones, se afianzará en los próximos años.
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